sábado, 13 de agosto de 2011

Lorena Nazal

TROCAR

Perdí el rastro de mi cuerpo, cada pulsación desencadenó mil silencios incomparables.
Extraño; como ver cientos de magentas disímiles.
Tal vez no es cuestión de padecimiento sino un abatirse congelado y si no es tristeza que sea desencanto…o quizás es un espacio sin piso, donde nada aparece, todo se registra, todo prevalece y uno, dos segundos en rotativa, nada aparece se registra y prevalece.
 Tampoco en confusión.
Es el aleteo firme del que no quiere caer, el suspiro alterado de quién busca detenerse y observar lo que no está pero debiera aparecer bajo cierta temperatura, condiciones todas químicas… que no hay nada procedente que aquí se contenga.
 Los ojos se desintegran, la vista se pierde, el pulso desaparece e irónicamente fuerzas cada detalle como si eso resultara necesario y valiente.

 Sólo es la leve sospecha que lo inconmovible puede someterse, la convicción débil que más allá del todo es posible transmutar.

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir el Trocar...
    Pude identificar-reconocer me en esos sentires-pensares.
    El todo cambia y el vago recuerdo de aquella "locura"... ¿tengo algún escrito sobre ello? quizás lo encuentro y lo comparto.

    Paco Arroyo

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  2. hazlo La Fábrica está abierta para cuando quieras. Abrazo!

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