Dice la fuente...
Clara, alegre, polifónica,
columnilla salomónica
perforaba
el silencio del Poniente
y, gárrula, se empinaba
para ver el sol muriente.
No se callaba la fuente,
no se callaba...
Como vena
de la noche, su barrena,
plata fría,
encogía
y estiraba...
Subía,
bajaba,
charlaba... Y nadie sabía
lo que decía.
Cuando la aurora volvía...
columnilla salomónica
perforaba
el silencio del Poniente
y, gárrula, se empinaba
para ver el sol muriente.
No se callaba la fuente,
no se callaba...
Como vena
de la noche, su barrena,
plata fría,
encogía
y estiraba...
Subía,
bajaba,
charlaba... Y nadie sabía
lo que decía.
Cuando la aurora volvía...
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